miércoles, 12 de marzo de 2014

AVISO IMPORTANTE

Siento informarle a aquel que esté leyendo esto, que por motivos que me guardaré para mí misma, esta novela ha sido cancelada.

sábado, 25 de enero de 2014

Capítulo 11.

Después de comer los bollos y tomar el zumo, comencé a sentirme lo suficientemente mejor como para levantarme, aunque Harry no me dejaba caminar demasiado.
La enfermera volvió después de varios minutos. En cuento me vio, me obligó a tumbarme de nuevo.
-Veo que tienes mejor aspecto-dijo aquella mujer-. Me alegro, pero debes pasar media hora aquí hasta que venga tu padre a recogerte y..
-¿¡QUÉ?!-chillé levantándome de golpe.
-Tu padre. Le he llamado para que venga a buscarte. Debes esperar aquí y...-ella siguió hablando, pero yo ya no escuchaba.
-No...-susurré mirando a Harru, horrorizada.
Él, en cambio, agarró mi mano mirándome y tiró de mi, contando en silencio hasta tres. Echamos a correr rápidamente, saliendo de la enfermería dejando a la mujer gritando que volviéramos, pero nosotros la ignoramos totalmente y corrimos como dos locos por los pasillos hasta llegar a la salida del insituto.
Seguimos corriendo durante bastante tiempo, agarrados de la mano hasta que no pude más y comencé a debilitarme y mirar borroso.
-Ha...Harry-susurré antes de que él se parase mirándome preocupado. 
-¿Estás bien?-preguntó Harry entre jadeos.
-Solo...dame...un...momento-contesté, intentando recuperar el aire, apoyándome en él.
-Tranquila, nos hemos librado de esta....-susurró Harru abrazándome.
-Si, pero ahora sabe en qué instituto estoy, Harry. Tengo miedo...-dije sollozando.
-Espera, ven-murmuró él tirando de mí hasta sentarnos en la hierba, bajo un árbol. 
Ahí fue cuando me di cuenta donde nos encontrábamos.
Estábamos en un bosque espeso, lleno de altos árboles por todos lados, con sus hojas en distintos tonos, algunas cubriendo la hierba del suelo.
Él se sentó en el suelo, obligándome a sentarme en su regazo, donde posé mi cabeza contra su cuello, respirando su aroma mientras las lágrimas brotaban de mis ojos en silencio.
-Shhh-intentó calmarme-. Ya está, tranquila. No llores pequeña-susurró pasando su mano por mi cabello, peinándolo y acariciando.
-Ten...go mie..e..do, Ha...ha..rry-balbuceé.
-No llores por favor-contestó él apretándome contra su cuerpo-. No voy a permitir que nada malo te pase, ¿me escuchaste? Absolutamente nada.
Seguí llorando en su pecho durante mucho tiempo, mientras él me acariciaba e intentaba consolarme de cualquier forma posible.
No quería volver a pasar por la misma pesadilla, no podía soportar pensar que aquel hombre podía volver a hacerme lo mismo de nuevo. No quería, y tenía mucho miedo de que él me encontrase y me alejase de Harry.
-Deja de llorar, por favor...-susurró acariciando mi mejilla-. Ven conmigo, quiero enseñarte un sitio.
Lo miré fijamente antes de forzar una pequeña sonrisa triste, mientras él limpiaba mis lágrimas.
Me levanté del suelo extendiendo mi mano para que él se agarrase y se levantase, cosa que hizo, para después, con una sonrisa, besar mi mejilla.
-Vamos-contestó comenzando a entrar en el bosque, dejando atrás la entrada de éste, donde habíamos estado anteriormente.
Las ramas pronto aparecieron por el suelo, haciendo que tropezase varias veces, a punto de caerme si no fuese por la mano de Harru que me sostenía fuertemente.
Cuando estábamos a punto de llegar, según me había informado Harry, este me levantó del suelo haciendo que soltase un pequeño grito seguido de una carcajada..
Para no caerme, deje mi cabeza caer contra él, pasando mis brazos por su cuello, cerrando los ojos y disfrutando de la sensación de sentir sus brazos rodeando mi cuerpo, protegiéndolo.
Pronto la tristeza volvió a mi cuerpo mientras derramaba otra lágrima.
-Lo siento-susurré sorbiendo mi nariz-. Siento todo eso.
-¿Por qué te lo sientes? No es tu culpa, no pasa nada-contestó el en otro susurro.
-Debe de cansar estar todo el día detrás de una llorona, cargando con ella y aguantando sus lloriqueos constantes.
-Sam-contestó él mirándome a los ojos rápidamente antes de alzar la vista de nuevo, para no caernos-. Ya te dije que amo estar contigo, que te amo. Por favor, créetelo de una vez. Me da igual que estés llorando. Y bueno, si es así, yo haré todo lo posible para quitarte esas lágrimas de tus bonitos ojitos. Voy a estar a tu lado para animarte, apoyarte en todo lo que necesites. Y si en ese caso es un hombro en el que llorar, aquí tienes el mío. Nunca me cansaré de estar a tu lado, pequeña. Eres alguien muy importante para mí como para perderte. 
Sonreí levemente acurrucándome más contra él.
-Gracias-susurré mientras el seguía caminando-. Gracias por todo.
-De nada-contestó él-. Pero no llores, princesa.
-Te quiero-farfullé cerrando los ojos.
-Yo también te quiero-respondió sonriendo.
Después de otros minutos en completo silencio en el cual yo no había abierto los ojos, sentí como él se paraba de golpe, susurrando un "hemos llegado".
Abrí los ojos y observé donde me encontraba.
Seguíamos en el bosque, pero frente nosotros se encontraba una pequeña y a la vez hermosa casita de madera oscura.
-Esto es precioso-susurré mirando el bonito y armonioso paisaje que se extendía ante mis ojos.
-Lo encontré hace unos años. Está abandonada-murmuró él mirando fijamente a la casa-.¿Quieres entrar?-preguntó.
-¿Y si alguien vive ahí? No parece deshabitado...
Él se hechó a reir antes de contestarme.
-Sam, está así por mí, yo la reformé un poco. Ademas, ¿crees que alguien viviría en el medio del bosque? Sería una locura. ¿Y con qué se alimentarían?
-Yo lo haría..-contesté susurrando-. No es tan malo, y hay animales para cazar...
-Sería demasiado peligroso para ti vivir aquí- murmuró mirándome fijamente a los ojos-. No te dejaría, puede pasarte cualquier cosa y yo...-sus ojos se volvieron tristes en un momento, antes de que juntara nuestros labios velozmente mostrando su desesperación y su miedo en él.
Pronto noté algo húmedo y salado en mis labios y abrí los ojos para verlo llorar. Me separé de él y me puse de pie sobre la hierba que rodeaba la casa, mirándolo a los ojos durante unos segundos.
Después, Harry se abalanzó sobre mí abrazándome, intentando esconderse mientras lloraba, con su cabeza apoyada en mi cuello.
-Harry, cielo, no llores, por favor...-susurré acariciando sus rizos mientras escuchaba sus sollozos.
-No...no te...va...vallas...-balbuceó sin parar.
-¿Harry?-pregunté confundida separándole de mí para ver como de sus preciosos ojos descendían lágrimas-. Estás totalmente equivocado. En caso de que alguien se valla, ese eres tú.  Harry, por favor, entiéndelo. Yo te necesito tanto como el aire para respirar. No puedo vivir si no es a tu lado, cariño-murmuré, agarrando su cara con mis manos-. Ya te he dicho que estaré siempre a tu lado. Siempre es siempre. Es una promesa y yo cumplo mis promesas. Quiero permanecer a tu lado toda mi vida. Por favor-susurré pasando mis manos por las lágrimas que surcaban sus mejillas-. No llores...
-Para siempre...-susurró él abrazándome antes de sonreír levemente.
-Eso es-contesté sonriendo mientras limpiaba una última lágrima-. Eres mas lindo con una sonrisa.
-Tú eres linda siempre, aunque te prefiero riendo-contestó él susurrando, la tristeza permanecía aún en sus ojos-. Gracias por eso. No se que me pasó...
-Inseguridad, Harry-contesté agarrando su mano y tirando de él hacia la casa-. Ahora vallamos a ver tus reformas-murmuré sonriendo.

domingo, 19 de enero de 2014

Capítulo 10.

Ambos entramos en una habitación espaciosa, con mesas grandes en filas, cuatro filas en total, con taburetes, dos en cada mesa justo detrás de estas.
El profesor, llamado Fernando, un tipo alto y delgado, moreno con ojos grises esperaba sentado en su mesa.
-Bueno, ¿y quien eres tú?-preguntó levantándose de la mesa, caminando hacia nosotros.
-Soy nueva-susurré. Tan bajo, que creí que el profesor no me escucharía.
-Así que eres Samantha, ¿verdad?-yo asentí en silencio.
-Bien, bien-murmuró antes de dirigirse de nuevo a la clase, con una sonrisa.
Suspiré aliviada cuando no me hizo caso, ese profesor no me daba buena espina.
Caminé de nuevo con Harry hasta el final de la clase, sentándome junto a él, al lado de una chica pelirroja.
-Soy Ane, tú debes de ser Sam-dijo con una preciosa sonrisa, dejando a la vista un hoyuelo que le daba un aspecto más dulce y cariñoso.
Su pelo naranja caía en hondas sobre su espalda hasta la mitad de ella. Tenía unos ojos verdes hermosos, que se escondían tras unas bonitas gafas negras.
-Si, esa soy yo-contesté sonriendo.
Ane parecía una buena chica, con sus pecas sobre el puente de la nariz y sus mejillas, dándole un toque de niña pequeña muy tierno.
-Encantada-dijo ella.
-Lo mismo digo. ¿Estás en mi clase?-pregunto, pues no recuerdo haberla visto.
-Si-contestó ella-. Pero no suelo llamar mucho la atención, soy mas bien reservada.
-Es que no recordaba verte-contesté.
-Hola, Ane-saludó Harry al darse cuenta de con quien hablaba.
-Hola, Harry-contestó ella sin dejar de sonreír.
El profesor interrumpió nuestra charla comenzando a hablar sobre lo que teníamos que hacer hoy.
-Parece maja-le susurré, refiriéndome a Ane.
-Lo es-contestó él en el mismo tono-. A veces un poco tímida, pero buena chica.
Sonreí antes de prestarle atención al profesor.
En verdad, ella no parecía una mala compañera, y no me importaba ser su amiga, era bastante amable.
-Hoy haréis un dibujo de tema libre, solo diré que lo recogeré al terminar la clase y que contará para la nota final, así que esforzaros-comentó el profesor.
Sonreí mientras Harry me pasaba un folio.
-Gracias-susurré-. Eres el mejor.
Él sonrió de oreja a oreja antes de besar mi mejilla fugazmente.
Observé el folio en blanco, mordiendo mi labio, pensando en qué podía dibujar. Sonreí pensando en un pájaro, con las alas extendidas como si fuese a volar.
Amaba los pájaros. Ellos eran libres, tenían libertad para poder volar por donde quisieran, nadie los detenían. Eran hermosos, surcando el cielo con sus majestuosas alas.
Comencé a deslizar mi mano por el papel con el pájaro enmi  mente. Mi brazo se movía lentamente, trazando todas las líneas necesarias.
-Impresionante-susurró Harry observando mi dibujo casi terminado-. Eso es impresionante.
Sonreí antes de girar mi cabeza para verlo, feliz de que a alguien le gustara.
-Gracias-contesté con mi mayor sonrisa.
El profesor apareció de la nada a mi lado, observando el dibujo con determinación.
-Bonito-susurró él-. Pero debes mejorar esas líneas. Mira, así-murmuró antes de rodearme con sus fuertes brazos, atrapándome entre su cuerpo y la mesa, haciendo que me pusiera tensa.
Cerré los ojos intentando calmarme, mientras él seguía con sus brazos alrededor, recalcando las líneas y mejorando el boceto.
Sus brazos se pegaban a mi cuerpo, mi espalda contra su pecho, reteniéndome.
-Eso es-murmuró él con la cabeza a mi altura, susurrando en mi oído-. ¿Ves? Así mejor.
-¡Profesor!-gritó una alumna dos mesas más adelante.
-Ya voy, Emy-contestó el profesor, antes de soltarme e ir hacia aquella chica a la cual quería por haberme salvado.
Suspiré de alivio, con lágrimas en los ojos, cerrados fuertemente intentando no recordar aquellas escenas....
-Sam-susurró Harry-. ¿Estás bien?
Negué con la cabeza, sin abrir loa ojos.
-Estás pálida. Ven, vamos a la enfermería-murmuró él antes de dirigirse a Fernando-. ¡Profesor! -el aludido se giró para vernos-. Ella no se encuentra bien, necesita ir a la enfermería.
Este asintió sin hacer mucho caso mientras Harry me ayudaba a levantarme.
-Vamos, ven-susurró guiándome hasta la salida.
En cuanto la puerta se cerró detrás nuestra, él me abrazó fuertemente.
-Lo siento, lo siento-susurró-. Ese cabrón debería de meter las manos en otro lado.
-No pasa nada, Harru-dije, apoyando mi cabeza contra él.
-Si, si pasa. Yo te quiero y no quiero que tú estés mal por ese jodido cabrón.
-Shh-susurré calmándolo-. Ya, Harry tranquilo. Ahora ya está. Solo necesito ir al baño, mojar mi cara.
-¿Estás bien, princesa?-susurró pegando nuestras frentes-. Sam, dios mío, ¡estás ardiendo!
-Solo es un simple mareo...-susurré.
-No, no. Nada de eso. ¡Tienes mucha fiebre!-contestó histérico.
-¡Harry!-protesté mientras él me llevaba entre sus brazos, bajando las escaleras-. ¡Bájame! ¡Vamos a caer!
-Nunca te dejaría caer, Samantha-murmuró él bajando lentamente, sin bajarme en ningún momento.
-Harry Edward Styles Cox-murmuré-. ¡BÁ-JA-ME!
-Quieta, fiera-contestó riendo-. No te voy a bajar. Vamos a ir a que te vean, y punto.
-Cabezota..-refunfuñé.
-Y tú más-contestó él.
-Si fuese más cabezota te habría ganado-protesté de brazos cruzados mientras pasábamos por el pasillo, donde Rubén nos miraba curioso con una ceja levantada desde Secretaría.
-Es verdad, tienes razón. Soy un cabezota-murmuró-. Está enferma-le dijo a Rubén-. Pero como es una cabezota y no quiere ir a enfermería, tuve que recurrir a otros medios para traerla.
El secretario comenzó a reír a carcajadas mientras Harry seguía avanzando.
-¡Una bonita manera!-gritó para que lo escucháramos, pues nosotros ya estábamos lejos.
-¿¡Verdad?!-contestó Harry con una sonrisa- ¡De las mejores, y muy eficaz!
Dí un pequeño puñetazo en su hombro en señal de protesta, aunque él ni se inmutó.
-Pero no te enfades, pequeña. Pero si lo hago por tu bien-murmuró, pegando nuestras frentes y chocando nuestras narices-. Si yo te quiero.
-No, aléjate de mi-contesté separándome-. Yo a ti ya no te quiero, eres malo, muy malo-bromeé, intentando parecer seria.
-¡Por faa!-dijo él con un puchero, rogando que lo perdonara.
-Mmmmm....- dije para picarlo-. Me lo pensaré.
-Ahora la mala eres tú. Dices que no me quieres-volvió a pegarnos-. Pero yo te amo-susurró, antes de juntar nuestros labios.
Mientras me besaba, él me bajó lentamente, sin separar ni un solo momento sus labios de los míos. Pasó sus manos a mi cintura, mientras yo lo rodeaba por el cuello.
-Vámonos-susurró él al terminar el beso, sonriendo.
Abrió una puerta a nuestra derecha, dejando a la vista una habitación con varias camillas a lo largo de ella, con una señora no muy mayor sentada en una silla detrás de un escritorio.
-¡Vallas pintas que traes, chiquilla!-dijo en cuanto me vio.
Entre las bromas de Harry, el enfado y el beso, había olvidado por completo el mareo y el dolor, pero ahora volvían de golpe.
Me llevé una mano a la frente mientras retrocedía un paso, chocando contra el cuerpo de Harry quien me agarró.
-Tráela hasta aquí, chico-dijo ella murmurando, dando pequeños golpes con su mano a la camilla más próxima.
Lo vi asentir antes de que mis pies se elevaran del suelo, y sonreí hacia Harry, media adormilada.
Él me posó suavemente sobre la camilla, quedándose a mi lado mientras ella correteaba por la habitación, en busca de a saber qué.
-Dios mío-dijo cuando se acercó mas a mi-. Estás muy pálida, chiquilla. Y muy delgada, casi en los huesos. Seguramente sea la falta de nutrición. Te mareaste, ¿verdad?-preguntó ella. Yo asentí-. Claro, claro. ¿Cuándo fue la última vez que comiste?
-Pues...hace dos días, creo-susurré.
-Tienes que comer, muchacha. Cualquier día te da algo y no estará el chico para salvarte.
Enrojecí mientras asentía. La mujer caminó hacia un mueble, sacando de él unos bollos y un zumo.
-Toma, come-dijo dejándolos a mi lado-. Después irás a la cafetería y comerás un bocadillo, ¿vale? Ahora tengo que irme, volveré en unos momentos.
Volví a asentir mientras ella salía por la puerta. Después giré mi vista para encontrarme los ojos de Harry, quien me miraba entre enfadado y preocupado.
-¿Por qué no has comido?-susurró mirándome fijamente.
-No tenía hambre-mentí.
-Sam....ambos sabemos que eres incapaz de mentirme. Por favor, ¿qué ocurre?-preguntó con paciencia.
-Si he comido-susurré mirando al suelo-. Pero he vomitado.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?-murmuró tratando de mantenerse tranquilo.
-No quería que te preocuparas ni te enloquecieras por unos simples vómitos-contesté-. Además, tienes tu vida, no puedes estar siempre pendiente de la niña tonta. Debes tener tu espacio, y yo no iba a molestarte con tonterías.
-Sam-susurró él acercándose mas a mi y agarrando mi mano-. No son tonterías, ¿vale? Entiéndelo. No me importa mi vida si no estás tú. Amo estar contigo. Amo cuidarte-enumeró-. Amo pasar tiempo a tu lado, porque al fin y al cabo a quien amo es a ti. Así que por favor, no escondas esto. Puede ser muy importante. Jamás me ocultes algo, por favor. ¿Me lo prometes?-susurró apretando mi mano.
-Te lo prometo-contesté suspirando-. Aun así no puedes estar pendiente de mi las veinticuatro horas del día, Harru.
-Ya sé que no puedo, pero créeme cuando te digo que me encantaría.
Sonreí antes de besar su mejilla, para después apoyar mi cabeza en su pecho.
-Ahora, come, por favor-contestó besando la cima de mi cabeza.
-Cabezota...-susurré, agarrando el bollo y mordiéndolo, mientras Harry reía.
-Mucho-contestó con una sonrisa.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Capítulo 9.

Harry agarró mi mano con fuerza mientras comenzamos a andar hacia el gran edificio que se alzaba ante nosotros.
La gente nos miraba confusos, susurrándose cosas, preguntándose seguramente quien era yo. Las chicas me miraban con odio y envidia, deseando ser ellas quien estuviesen agarrando su mano, caminando con él.
-¿Por qué me miran así?- susurré asustada acercándome más a Harry.
-No es muy común verme caminar agarrado de alguien, Sam. Sol algo así como...¿popular? Y no ando mucho con chicas. Además, eres la nueva. Imagínate. Yo, Harry Styles-comenzó a hablar como si fuese un periodista anunciando una gran noticia- aparecí en el instituto, con una nueva chica agarrada a mí. ¿Serán novios? ¿Familiares? ¿Amigos?-susurró divertido-. A la gente le gusta inventar historias, pequeña. Son muy curiosos.
Hice una pequeña mueca de disgusto. Odiaba que me miraran así solo por estar con él.
Seguimos caminando por el pasillo del instituto hasta secretaría, donde un joven de unos 25 años, con el pelo corto negro, algo de barba y con los ojos oscuros leía unos papeles.
Miré a Harry asustada, pues aún no estaba acostumbrada a estar con la gente y menos con hombres.
-Tranquila, princesa. Él es el conserje, es amble. No te va a hacer nada. Estoy contigo-susurró, antes de dirigirse al conserje-. Rubén-el muchacho levantó la cabeza sonriendo.
-Buenos días, Harry.
-Buenos días. Ella es la nueva-contestó él señalándome.
-Ah, claro. Bienvenida-saludó mirándome.
-Gracias-susurré.
-Eres un poco tímida, ¿verdad?-comentó sonriendo.
-Si...-murmuré mirando al suelo.
-Bueno, pues aquí tienes tu horario, y el mapa del instituto para que no te pierdas, aunque creo que Harry te ayudará-dijo.
Asentí mientras Harry se acercaba a mí para ver mi clase.
-3°C...-murmuró-. Bien, esa es mi clase, vamos.
Caminé a su lado, con nuestras manos entrelazadas hasta subir las escaleras.
Arriba había un extenso  pasillo con puertas de madera oscura, en las cuales había un papel con la clase.
-Es aquí-susurró-. ¿Preparada?-preguntó posando su mano en la manilla.
Negué con la cabeza asustada, con los ojos muy abiertos, rogándole que no la abriera.
-Oye, no va a pasar nada, ¿vale? Tranquila, por favor-susurró soltando la manilla y girándose para abrazarme-. No voy a permitir que te hagan nada.
Suspiré abrazándolo más fuerte, estaba muy asustada.
-Vamos, pequeña-murmuró.
Asentí, mientras él sonreía besando mi mejilla. Abrió la puerta haciendo que todos se callaran y mirasen hacia nosotros.
-¡Mirad a quien tenemos aquí!-dijo el profesor con una burlona sonrisa-. Harry Styles, llegando tarde. ¿Qué escusa tienes hoy?
-Profesor, estaba con Samantha, es nueva. Ella necesitaba coger sus cosas abajo, y he tenido que acompañarla.
-Así que la nueva, ¿eh?
-Si-respondió Harry.
-Bien, pasad ambos. Pero que sea la última vez.
Harry asintió entrando, llevándome con él.
-Oh, señorita Samantha. Debo advertirle que el señorito Styles no es de las mejores compañías. Aléjese de él si no quiere acabar mal-amenazó.
Abrí los ojos de par en par. Harry se había callado, pero yo no lo iba a permitir. No.
Me giré dándole la cara al profesor.
-Querido profesor-dije con ironía, burlándome con cada palabra que pronunciaba-. Creo que soy lo suficientemente madura como para elegir con quien pasar mi tiempo. Y debo decirle que la gente con la que esté no implica para nada mis estudios, por lo que eso no es para nada de su incumbencia-sonreí falsamente-. Aclarado este asunto, no tengo nada más que decir.
Me volví a la clase, caminando detrás de Harry mientras los alumnos, sorprendidos, comenzaron a susurrar mientras me miraban fijamente. Él, al llegar al fondo donde había dos sitios libres, las mesas unidas, me miró estupefacto.
-Acabas de sentenciar tu condena-susurró cuando me senté con él, a su lado-. Ese profesor es un jodido cabrón. Y coge manía fácilmente. Va a estar muy atento a ti, al menos error que comentas lo utilizará contra ti.
-No me importa, Harry-contesté mirándolo a los ojos-. No podía quedarme callada. Además, se lo merecía y no dije ninguna mentira. Harru, no iba a permitir que te dijera eso y quedarme de brazos cruzados.
-Eres increíble-susurró él con una sonrisa mientras negaba con la cabeza, divertido.
Yo me encogí de hombros.
-Eso dicen-contesté sonriendo.


El resto de la clase pasó con bastante normalidad, a excepciones de algunas miradas asesinas que el profesor de Geografía e Historia nos mandaba, avisándonos en cada momento de que nos mantenía vigilados.
-Viejo amargado-susurré mientras el profesor salía por la puerta.
Harry comenzó a reírse con fuerza, llamando la atención de todos los demás, quienes se giraron para vernos mientras yo sonreía.
-Venga, ríete más fuerte, que en España aún no te escucharon-susurré divertida, dándole un codazo en el costado.
-Es que eres muy graciosa-contestó él intentando aguantar su risa.
-Anda, tonto-respondí sonriéndole dulcemente-. ¿Qué toca ahora?-pregunté.
-Plástica-murmuró él con una mueca de disgusto-. Hay que bajar abajo-comentó mientras se levantaba de la silla cogiendo el material.
-¿Vamos?-cuestionó mientras los demás salían del aula.
-Claro-contesté agarrando su mano.
Él me sonrió antes de besar mi mejilla sin que nadie se diese cuenta. Después, tiró de mí para llevarme a la clase donde se impartía la materia de Educación Plástica y Visual.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Capítulo 8

-Sam-susurraban en mi oído-. Sam, cariño, despierta cielo.
Abrí  los ojos perezosamente para ver a Anne sonriendo, a mi lado, agachada mirando tiernamente como Harry me rodeaba con sus brazos, de un modo protector.
-¿Si?-pregunté susurrando comenzando a despertarme.
-Cielo, creo que tú antes ibas a un instituto distinto al de Harry, ¿verdad?-yo asentí-. Bueno, ahora estás en el mismo que él, espero que no te moleste, pero creí que era conveniente cambiarte por si acaso él te encontraba-murmuró.
-Gracias-agradecí-. Muchas gracias por todo.
-No hace falta que nos las des-contestó antes de acariciar mi mejilla, levantándose con su sonrisa-. Bueno, cielo. Empiezas hoy dentro de un hora, intenta despertar a Harry, a mí nunca me hace caso-añadió riendo mientras salía por la puerta.
Sonreí tiernamente ante aquella mujer. Era como mi segunda madre, que me cuidaba y me ayudaba en todo.
-Si que le hago caso-refunfuñó una voz ronca detrás de mí-. Solo que se está tan bien en cama...que no me quiero levantar. Me da pereza.
Me giré para ver a Harry medio dormido, con los ojos abiertos y los rizos desordenados.
-Buenos días-contesté levantándome de la cama.
-¡Eh!-protestó Harry-. Ven aquí, que me quitaste el calorcito-hizo un puchero, como un niño pequeño al le quitaron su caramelo.
Me reí antes de acercarme a él, pero sin tumbarme de nuevo en la cama, sino como anteriormente estaba Ane, agachada a su lado.
-Vamos, oso perezoso, levántate-dije acariciando sus rizos.
-Jo...-masculló-. Quiero quedarme en cama, contigo.
-Harry-susurré sin dejar de acariciar sus rizos, mientras él cerraba los ojos tranquilo-. Tenemos que ir al instituto, levanta por favor.
-¡No! ¡Quiero que vengas aquí!-dijo al ver que me levantaba.
Tiró de mi mano, haciendo que yo cayera en la cama sobre él.
-¿Ves?-susurró, estábamos demasiado cerca-. Así se está mejor-sus manos se posaron sobre mi cadera, mientras nos mirábamos fijamente a los ojos-. No te muevas de aquí, quédate conmigo.
Sus ojos mostraban que no se refería solo a en ese mismo instante, sino que era una promesa, quedarme toda la vida con él.
-Vamos, tenemos que levantarnos-contesté.
-No me respondiste-susurró.
-Harry, es obvio que voy a estar contigo. Siempre y cuando tú quieras-añadí mirándolo directamente a los ojos.
Él cerró los ojos con una bonita sonrisa, antes de abrirlos y besar mi mejilla.
-Te quiero-susurró.
-Te quiero, también-contesté.
Nos miramos a los ojos durante minutos y minutos que se hicieron eternos, mientras  nos jurábamos miles de promesas de siempre estar juntos.
-¿Siempre?-preguntó.
-Siempre-prometí viendo como él sonreía.
-Debemos levantarnos...-susurró mirando el reloj.
-Venga, señorito-respondí poniéndome en pie-. Levántate de ahí.
Él refunfuñó agarrando mi mano para levantarse, dejando a la vista su cuerpo, solo tapado por sus boxers, pero no me inmuté. Después de una semana me había acostumbrado de verlo pasear por la casa con nada más que esa prenda de ropa.
-¿Por qué no podíamos quedarnos todo el día en cama abrazaditos?Con lo bien que se está...-protestó él.
-Porque a pesar de que me encantaría, no voy a faltar mi primer día de instituto-contesté mientras lo abrazaba.
-Eres mía, no quiero que te vallas de mi lado-protestó triste.
-Harru, no vamos a separarnos-contesté-. Estoy en tu instituto. Y tenemos la misma edad, ¿recuerdas?
-¿Misma edad?-preguntó confuso-. Pero si eres mas pequeña...
-Harry, ¿qué día es hoy?-pregunté intentando que se diera cuenta.
-A 23 de septiembre...-sus ojos se abrieron de golpe-. ¡Es tu cumpleaños!-murmuró.
-Si, es mi cumpleaños.
-¿¡Como he podido olvidarlo?! ¿¡Qué clase de amigo soy?!-comenzó a gritar.
Amigo....era una palabra que no me gustaba entre nosotros, pero era lo único que éramos. Amigos. Nada más que eso, aunque ansiaba ser algo más para él.
-Harry, no pasa nada. Eres un buen amigo. Solo te olvidaste, ¿vale? Es normal, a todo el mundo le pasa. Total, solo es un día más.
-¡No es un día más!-contestó frenético-¡Me he olvidado de tu cumpleaños!
-Harry, para-contesté.
-¡Soy un mal amigo!-insistió sin hacerme caso- ¡No se como he podido olvidarme de t...!
Interrumpí a Harru, cansada, posando mis labios sobre los suyos, haciendo que él dejase de hablar y se sorprendiese.
Cuando reaccionó, él respondió al beso dejando sus manos en mi cadera, pegándose más a mí, profundizando nuestro bonito beso mientras yo pasaba mis brazos por su cuello, jugando con sus rizos.
-Una bonita forma de calmarme-dijo Harry al separarnos, haciendo que mis mejillas se volvieras rojas-. Felicidades, princesa-susurró.
Sonreí antes de abrazarlo, besando su mejilla.
-Gracias...-murmuré.
Me separé lentamente de él, con la cabeza gacha hasta que sentí su mano sobre mi mentón, levantándolo, haciendo que nos mirásemos a los ojos.
Se volvió a acercar besándome de nuevo, cogiéndome desprevenida.
El beso fue corto, sus manos volvieron al mismo sitio que anteriormente al igual que las mías. Un beso precioso, lleno de amor.
-¿Vamos?-susurró.
-Claro-contesté sonriendo tontamente.
Caminé hacia el armario compartido, cogiendo algo de mi nueva ropa.
El día después a que llegara a esa casa, Anne había insistido en llevarme de compras. Ella decía que ir con Harry  no era tan divertido como con una chica, por lo que nos recorrimos todas las tiendas, comprando desde todo tipo de ropas, a una plancha del pelo, hasta incluso maquillaje.
Agarré unos pantalones rojos largos, una camiseta cualquiera y una sudadera gris, que me quedaba suelta.
-¿Tienes tanto frío como para ir con esa manta?-preguntó Harry incrédulo.
-Es cómodo-respondí indiferente. "Y nadie mira mi cuerpo" añadí en mi mente.
-¿Solo por eso?-cuestionó Harry sin creerme.
Agaché la cabeza mirando al suelo. Era imposible mentirle, siempre acababa dándose cuenta.
-No me gusta que me miren-murmuré-. Ya sabes. Él....fue por verme...Y me siento asquerosa...-tartamudeé sin dejar de mirar el suelo.
-Sam, princesa-susurró él agarrando mi mano y tirando de mí, sentándonos en la cama, yo en su regazo-. Eres preciosa, ¿vale? No debes esconder tu cuerpo por nada del mundo, solo por lo que te hizo ese cabrón. No por eso todo el mundo va a hacerte algo, reina. Sé que es difícil para ti-comentó, acariciando nuestras manos unidas, sin dejar de mirarme a los ojos-. Debe de ser muy complicado pasar por eso y seguir adelante. Yo no he pasado por eso, no sé lo que sientes en estos momentos. A veces, tu cara lo muestra, o tus ojos. Pero otras veces es tan difícil intentar saber qué es lo que te pasa....Pero pequeña, yo intento todo lo posible para que sigas adelante-dijo-. Es difícil, pero no imposible. Tienes que ir poco a poco, pero yo estaré a tu lado en cada momento, para agarrarte cada vez que caigas. Para levantarte y seguir adelante a pesar de todo. Siempre estaré contigo. Siempre.
Comencé a llorar abrazando a Harru sin poder aguantarme. Él era tan bueno conmigo...realmente, yo no merecía todo eso.
Él me abrazó, intentando calmarme, acariciando mi pelo y transmitiéndome paz y tranquilidad.
-Ya, ya está pequeña-susurró meciéndonos-. No llores, no puedo verte llorar. Me supera, me parte en dos.
-Harry...-balbuceé dejando mi cabeza sobre su pecho.
-Sh...princesa, no digas nada- murmuró besando mi pelo.
-No te vallas de mi lado, por favor-susurre llorando-. No te vallas.
-No me iré-susurró-. No quiero hacerlo.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Capítulo 7.

Despertar entre los brazos de Harry era algo inimaginable antes. Ahora, era como una rutina.
Desde que vivía con ellos, Harry no se había separado de mi en ningún momento, incluyendo cuando estábamos en casa, o simplemente tirados en la cama viendo la televisión. Cuando salíamos, en cambio, él se mantenía más alerta y a mí el miedo comenzaba a poseerme, por lo que intentaba salir lo menos necesario para no verlo.
No había visto al monstruo en los días que habían pasado, y era algo que lo agradecía, aunque había otra cosa que no había vuelto a pasar y que me mantenía inquieta y triste.
Harry no había vuelto a besarme en ningún momento, y yo comenzaba a pensar que estaba a mi lado por obligación, que él no me quería tanto como solía decir.
Ahora, una semana después, yo estaba sentada en el balcón de la habitación, de noche, tumbada sobre una manta que habíamos dejado ese mismo día, mirando las preciosas estrellas durante minutos y minutos, mientras pensaba en todo lo ocurrido desde que estaba en la casa, pero sobretodo en Harry, en como todo se había enfriado entre nosotros.
Había pasado toda la noche dando vueltas y vueltas en la cama, escuchando las respiraciones profundas de él, indicando que estaba durmiendo.
En cambio, por mi cabeza pasaban demasiadas cosas como para poder dormirme, por eso había salido a las dos de la mañana al balcón.
-¿Sam?-susurró una vocecilla desde la puerta de cristal.
-Hola, Harry-dije con el mismo tono de voz, mientras volvía a ver las estrellas.
Él, en cambio, comenzó a andar hasta llegar a mi lado, donde se sentó mirándome.
-¿Qué te pasa?-murmuró viéndome
-Nada. Solo pensaba y observaba las estrellas.
-¿Solo eso?¿En verdad estás bien?-volvió a preguntar preocupado.
-Harry, de verdad. Estoy bien, ya te dije que solo pensaba-repetí sin mirarlo.
-Sam...-susurró.
-¿Qué?-contesté seca.
-Mírame por favor-continuó.
-Harry, ve a dormir por favor-contesté sin hacerle caso-. Estás cansado, y mañana tienes que ir al entrenamiento de fútbol.
-No me importa, solo dime qué es lo que te pasa-volvió a exigir.
-¡No me pasa nada, joder!-contesté alzando el tono de voz.
-¡Si, si te pasa! ¡Pero no me lo quieres decir! ¿¡Acaso no confías en mí?!-gritó.
-¡Claro que confío en ti! ¡Pero hay cosas que es mejor guardárselas para uno mismo!
-¡Solo cuéntamelo!-exigió.
-¡No!
Él, enfadado, se levantó de golpe agarrándome por las muñecas, levantándome de golpe y pegándome a la pared.
-¡Dímelo!-siseó con la furia grabada en sus ojos.
Y ahí fue cuando exploté y comencé a llorar.
-¡Suéltame, MONSTRUO!-dije, comparándolo con otra persona que me había hecho lo mismo.
-¿Pero qué...?-susurró él confundido como si hubiede despartado de un sueño, dándose cuenta de la situación en la que estábamos.
Entonces Harry bajó su mirada hacia sus manos que apretaban mis muñecas, impidiendo moverme. Se dio cuenta de mis lágrimas.
-Oh mierda...-susurró soltándome, saliendo de su trance.
Aproveché para moverme y escapar lejos de él, tenía mucho miedo a que la escena se repitiese.
Había confiado en Harry plenamente, sabía que él no me haría daño, pero esta vez....
Acaricié mis muñecas, las marcas rojas que comenzaban a mostrarse, vigilando al que antes solía llamar Harru.
-Lo siento, lo siento-comenzó a susurrar él-. No se que me pasó. Yo...joder, lo siento...-él caminó hacia mi, lentamente, haciendo que yo retrocediera asustada.
-Sam, para por favor. Yo no quiero hacerte daño....lo siento tanto. Joder, ¡he sido un completo idiota!
Seguí sin contestar, retrocediendo cada vez mas hasta chocar contra la pared. Tenía muchísimo miedo a lo que él me pudiese hacer. Si había llegado hasta aquel punto...podía llegar aún más lejos.
Harry se arrodilló ante mi, pareciendo indefenso.
-No te voy a hacer nada, créeme, por favor. Te lo juro, princesita. Antes...no sé que pasó, pero perdóname, por favor-extendió una mano hacia mi mientras yo lo observaba, miraba fijamente sus ojos que me suplicaban desesperados que lo perdonara.
Lentamente, extendí mi mano hacia él, para después retirarla unos centímetros de nuevo. No sabía si podía volver a confiar en él. Estaba confusa. Sabía que en el fondo seguía siendo mi amigo, que me protegía y al que quería con locura, pero dudaba de que la escena anteriormente vivida no se repitiese de nuevo.
Pasamos así varios minutos, mirándonos a los ojos, mientras yo pensaba si podía volver a confiar en el.
Harry, cansado, con los ojos brillosos a punto de llorar, comenzó a retirar la mano mientras agachaba la cabeza, pero por impulso la agarré fuertemente haciendo que él la levantara para para verme, sonriendo levemente, sorprendido.
Suspirando, decidí darle una segunda oportunidad.
-Solo no te separes de mí-mascullé mientras tiraba de él para levantarlo-. No vuelvas hacerlo, por favor. Yo...pensé...
-Lo siento, lo siento princesa-contestó él-. Solo estaba estresado, preocupado por ti y por el bestia, no quiero que te encuentre o te haga daño, y me desahogué contigo. Soy un estúpido, lo siento-susurró.
-Sé que eres un estúpido. Solo te pido que no lo vuelvas a hacer. Eso....me hizo recordar al monstruo, pensé que me ibas a hacer daño. Pero se que en el fondo...Eres mi estúpido-contesté antes de esconder mi cabeza en su pecho.
-Seré tu estúpido-prometió, dejando su cabeza sobre la mía mientras me abrazaba-¿Me perdonas?-insistió de nuevo.
-Estás perdonado, pero vamos a dormir-susurré al ver la piel de gallina que tenía Harry.
-Gracias, a pesar del calorcito que me das me estoy congelando-murmuró.
Sonreí antes de besar su mejilla, para entrar en la habitación de nuevo, directa a la cama.
-Ven aquí, arrímate-susurró Harry tirando de mi hacia él-. Me das calor.
Sonreí como una idiota, cerrando los ojos de nuevo dispuesta a dormirme.
-Buenas noches princesita. Duerme.
-Buenas noches Harru-contesté mientras me dormía.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Capítulo 6.

Hablar con alguien de todo lo que me sucedía era algo que me aterraba profundamente. Y aún más, si ese "alguien" eran los padres de Harry.
No los conocía mucho, no había tanta confianza como la tenía con su hijo. Todo era distinto, pero tenía que hacerlo.
Harry y yo habíamos hablado de que no podía seguir viviendo con la bestia, y él sugirió hablar con sus padres, contarle todo, para que así, seguramente, me dejasen quedarme con ellos.
No muy segura yo había accedido, pues no quería que la escena de hace unas horas se repitiese.  Por eso, ahora estábamos en el salón de la casa, sentados en el sofá viendo la televisión, o al menos Harry.
Yo estaba con los nervios a flor de piel, demasiado preocupada por lo que los padres dirían y no estaba como para mirar un programa estúpido.
-Princesa, cálmate por favor-murmuró.
-¿Por qué siempre me llamas princesa?-pregunté curiosa, intentando cambiar de tema para poder calmarme.
-Porque eres mi princesa-contestó-. Mi pequeña y dulce princesita.
Su mano acarició mi mejilla, lentamente mientras yo sonreía tiernamente.
-¿Cómo puedes ser tan....dulce, tierno, cariñoso, amable, cookie, perfecto?-susurré.
-Pues no lo sé-contestó riendo-. Pero te puedo asegurar que tú lo eres más.
-Harru...- murmuré con cariño-. Eres tan tierno...
Él sonrió, con sus mejillas tornándose a rojo.
-Tú lo eres más-susurró.
-Que no. Tú eres más dulce que yo, está claro-contradecí.
-Princesita mía...-murmuró.
-Príncipe mío...-contesté.
-¿Sabes lo mucho que te quiero?
-No más que yo-respondí.
-Imposible, yo...-masculló agachando la cabeza.
-¿Tú...?-incité levantando su cabeza con mi mano.
-Yo...yo..-balbuceó cada vez más rojo-. Yo te....amo.
Cerré los ojos lentamente, disfrutando de esas dos palabras y su significado que él mismo había dicho. Se sentía tan bien hablar con él...Era algo inexplicable como me sentía cuando estaba a su lado. 
Todo el tiempo tenía una sonrisa en la cara a pesar de lo mal que lo hubiese pasado anteriormente. Lo quería, demasiado. Estar con él, besarle....para mí era como si todo el tiempo estuviese flotando en una nube a miles de kilómetros.
-Yo también te amo-susurré, abriendo los ojos para verlo.
Harry se acercó lentamente a mi, pidiéndome con los ojos el permiso.
Me acerqué lentamente mas a él, sonriendo levemente posando mi mano en su mejilla, acariciándolo con cariño, repleta de amor.
Él cerró la distancia hasta posar sus labios sobre los míos, en un beso lleno de mucho amor, cariño, felicidad, ternura...Un beso lento donde mostrábamos todos nuestros sentimientos.
Cerré los ojos mientras pasé mis manos por su cuello, mientras él dejó las suyas por mis mejillas, acariciándome, para después pasarlas a mi espalda, donde comenzó a peinar mi cabello.
-Te amo más-susurró al separarnos, ambos con una sonrisa.
Cuando iba a contestar, el ruido de la puerta nos avisó que alguien había entrado en la casa.
-Harry-susurré separándome de golpe para verlo asustada.
-Tranquila, son mis padres-susurró.
-¡Por eso mismo!-grité murmurando, haciendo que él comenzase a reír-¡No me hace gracia!
-A mí sí-contestó-. Te ves adorable nerviosa.
Rodé los ojos antes de sonreírle tiernamente.
-Venga, cálmate. No va a pasar nada malo, ¿vale? No lo voy a permitir-susurró acercándose antes de presionar sus labios en mi mejilla.
-¡Harry!-dijo la voz de una mujer-¿Tienes compañía?-preguntó entrando en el salón.
Frente a nosotros se posicionó una mujer baja para su edad, delgada, con el pelo ondulado casi rizo cayéndole un poco mas abajo de sus hombros, unos ojos verdes tan bonitos como el de su hijo y una sonrisa encantadora.
-¡Hola!-saludó al darse cuenta de que estaba allí-. ¿Que ha pasado?-murmuró observando mi ropa.
-Mamá....Debemos decirte una cosa. ¿Está Robbin por aquí?-preguntó Harry.
-No...se acaba de ir.
-Mejor, vamos-murmuró mientras tiraba de mí agarrándome y arrastrándome hasta la cocina, donde nos sentamos los tres en la amplia mesa.
Ella extendió sus manos hacia mí, agarrando las mías mientras yo me armaba de valor para hablar y contener las lágrimas.
-¿Estas bien?-murmuró Harry en mi oído-¿Quieres que se lo cuente yo?
Negué con la cabeza, quería contarlo yo sola.
-Desde que mi madre murió...-comencé, para después hablar durante una hora aproximadamente, intentando retener las lágrimas mientras Harry apretaba su agarre sobre mi cintura, dándome ánimos a seguir, al contrario que Anne, la madre de él, la cual lloraba sin interrumpir mi historia mientras yo seguía relatando cada golpe que mi padre me había dado, cada grito y todo mi sufrimiento durante todos esos últimos años.
-Oh, pequeña-gimió Anne entre lágrimas.
Acababa de finalizar mi historia, agachando la cabeza y dejando que los sollozos me invadieran, mientras Harry me abrazaba.
-Eres una persona muy fuerte, Samantha. A tus 13 años, todo lo que has vivido...-murmuró ella mientras se levantaba y rodeaba la mesa, para después estrecharme fuertemente en sus brazos.
En ella no me importaba, era la madre de Harry, una mujer, no me iba a hacer nada y además agradecía profundamente esa muestra de afecto hacia mí, comenzaba a cogerle cariño a la madre de él..
-Te quedarás aquí con nosotros, ¿si?-susurró ella al separarnos-. No se como has podido aguantar todo eso sin decírselo a nadie, pero eso se terminó. Vas a vivir aquí, conmigo y Harry. Y Robbin-añadió en el último segundo-. Ahora vas a tener una nueva familia, mañana nosotras iremos de compras, ¿vale?-dijo sonriendo-. Y bueno...tendrás que ir al médico-susurró.
-¿Al médico?-mascullé con el miedo reflejado en los ojos.
-Si...podrías estar embarazada, o quizás incluso él te pudo pegar alguna enfermedad...
Respiré profundamente intentando mantener la calma mientras Harry pasaba sus brazos abrazándome, estrechándome contra su pecho.
-Shh-susurró contra mi pelo-. Tranquila, Sam. No pienses ahora en eso, lo que importa es que vivirás con nosotros. Mamá, ya hablaremos de eso más tarde. Ahora vamos a dormir, ya es muy tarde y ella necesita descansar.
-Por supuesto, cariño-sonrió ella al ver como escondía mi cara contra el pecho de Harry, abrazándolo.
-Vamos, pequeña-murmuró él agarrando mi mano y tirando de mí hacia la habitación.
Cuando llegamos al dormitorio, Harry comenzó a caminar hacia el baño.
-Oye....Sam...-susurró él muerto de vergüenza.
-¿Si?-contesté mirándolo.
-Yo duermo en ropa interior...-sus mejillas se tornaron rosadas-. ¿Te...molesta?-susurró.
-No, no...-contesté algo avergonzada-. Duerme como quieras. ¿Puedes prestarme una camiseta tuya para dormir?-susurré.
-Por supuesto, elije tú en el armario...-murmuró.
-Gracias-mascullé caminando hacia su armario y cogiendo una camiseta blanca y negra.
La puse rápidamente retirando anteriormente la otra ropa, observándome en el espejo del armario.La camiseta llegaba un poco más abajo de mis muslos, quedándome demasiado grande.
Volví hacia la cama, en la cual me tumbé pasando las mantas por encima de mi, para después acurrucarme de lado con las piernas encogidas como una bola.
Oí el ruido de la puerta del baño al abrirse, indicando que Harry había salido. Después, sentí como la cama se hundía a mi lado,y giré mi cara para verlo sonreír mientras se encogía al igual que yo.
-¿Vienes?-susurró acariciando mi mejilla.
En contestación, sonreí y me acerqué más a él, quien me rodeó con sus fuertes brazos por la espalda, dejando su cabeza descansar sobre mi cuello.
-Buenas noches, princesita. Duerme bien-susurró antes de besar mi cuello y dejar sus manos sobre mi estómago.
-Hasta mañana, príncipe-contesté girándome levemente para besar su mejilla-. Descansa. Gracias por todo.
-Te amo-susurramos los dos al mismo tiempo, para después sonreír tontamente antes de quedarnos profundamente dormidos, los dos abrazados.